Perdón por
el título, es conscientemente provocativo. Quería que entrasen a leer quienes
temen a las alturas, quienes padecen de claustrofobia y quienes solo tienen
miedo a los aviones… O a varias de esas cosas.
En
compensación, confesaré que padecí una
mezcla de las tres en mi última experiencia de vuelo. Nunca tuve miedo a los
viajes en avión; hasta esa fecha, me sentí “normal” viajando de ese modo y
hasta me gustaba por la rapidez del trayecto que suponía (lo de los aeropuertos
es otra historia, en la que puedes perder tanto tiempo como yendo por
carretera, en ocasiones). Pero, en mi viaje a Bruselas, todo se torció: me
mareé, me mareé más en el mini-baño del avión, me mareé más de más por la falta
de aire de la cabina, por la aglomeración de pasajeros y por mi propia
inconsciencia.
Para
empezar, a causa de los nervios (era un viaje en el que me obsesioné mucho, por
motivos personales), no dormí absolutamente nada la noche anterior. En segundo
equivocado error, no desayuné nada sólido, pero sí me tomé un café. En tercer
lugar, seguí nerviosa hasta el momento de subir al avión. Y en cuarto lugar, me
senté junto a la ventanilla mientras despegábamos. Todo fatalmente hecho,
efectivamente.
Y, para
colmo, empecé a pensar que estaba encerrada a miles de metros sobre el suelo, en
un espacio cerrado, mínimo, lleno de gente y sin posibilidad de escapar a tomar
el aire durante más de dos horas…Y eso fue ya lo peor.
Así que, si
tenéis miedo a las alturas y viajáis en avión, no se os ocurra poneros a mirar
cómo asciende de la pista y se aleja de tierra firme. Si tenéis claustrofobia,
no dejéis que vuestra mente os muestre un panorama aglomerado, ni reparéis en
el poco espacio entre los asientos y, desde luego, ¡intentad evitar ir a un aseo
de avión!...Y si tenéis miedo a los aviones, no hagáis ninguna de esas cosas y,
además, no toméis café ni nada estimulante antes del viaje, procurad ir descansados
y no os fiéis de que el estómago vacío es lo mejor en esos casos ¡No hagáis
como yo, haced mejor lo que sigue!
Cómo evitar las crisis de pánico en
el avión
El miedo a
volar no es ninguna tontería, ni nadie está loco o es débil por sentirlo. Pese al componente mental, las
emociones que se sienten en esos momentos no permiten pensar con demasiada
claridad. Por supuesto, hay que intentar controlar la propia mente, pero no
ayuda sentirse culpable, observado o “ridículo”. Asumamos que existe el
problema, pero también que es superable.
Dicho lo
anterior, hay que empezar a mentalizarse con anterioridad, sin permitirse
pensamientos catastrofistas e informándose lo máximo sobre todo lo que inquiete
a uno o a una. Si es posible, no contratar pasajes en vuelos baratos, que
conllevarán seguro cabinas tipo caja de cerillas y asientos inadecuados. Quién
se marea en los vuelos o los teme, necesita comodidad para relajarse, punto. No
se trata de tirar el dinero, es una prioridad para no pasar un mal rato ni
ponerse enfermo.
De cualquier
modo, existen otra clase de precauciones a seguir:
1.
Pensar que los pilotos y todo el personal de a bordo son profesionales con
muy alta cualificación en el desempeño de sus funciones, bien preparados, con
una forma física y psíquica excelente. Solo suben a pilotar aviones en las
mejores condiciones, incluso la garantía de que éstas se cumplen puede hacer
que haya retrasos en la salida del avión…, no solo las huelgas. Y que, el avión
es un medio de transporte muy seguro. Hay
muchísimos más accidentes de coches que de aviones.
2.
Si se siente inseguridad o miedo dentro del
avión, confiárselo a una azafata o alguien del personal, preguntar por las
medidas de seguridad y socorro sin ninguna vacilación y no temer que “nos miren
raro” o su opinión sobre lo que nos pasa; ellos son profesionales, conocen esta
clase de problemas y están para ayudar, informar y hacer que los pasajeros se
sientan cómodos.
3.
Las técnicas de respiración son una buena táctica, antes y durante el
viaje. Relajan y oxigenan el cerebro, permitiendo más estabilidad y claridad de
pensamientos. La respiración abdominal es de las más adecuadas en esos casos: es
la que centra el inspirar y expirar el aire desde el estómago. Debe practicarse
con el máximo de relajación en el cuerpo, es decir, sentados o acostados
cómodamente, e intentando mantener la mente tranquila. Luego, con la práctica,
puede llevarse a cabo en cualquier situación menos propicia.
4.
Seguir otras tácticas de relajación que ayuden a ir al viaje más relajados,
sin agobiarse en pensamientos negativos, es siempre positivo. Ejercicios
sencillos con los pies, manos, cuello, cabeza o brazos, contribuyen a relajar
los músculos.
5.
Intenta ir acompañado de alguien de
confianza, coge su mano al despegar y aterrizar o si hay turbulencias, habla
sobre tu temor porque eso siempre lo hace disminuir. Si vas solo, intenta
hablar un poco con el compañero de asiento, escucha música de tu gusto, lee un
libro interesante o mira revistas que te interesen, ve una película.
6.
Reserva siempre un asiento de pasillo y ve al viaje con ropas y calzado muy
cómodos.
7.
Bebe suficiente líquidos, sin alcohol y que no sean estimulantes como el
café o el té.
8.
No pienses en problemas ni en tus temores. Si te acechan, es mejor
hablarlos, recordando estas u otras rutinas de relajación y comentándolas con
otras personas, para hacer disminuir tu miedo.
9.
Mantén el sentido del humor. Tomarse a risa el propio miedo es una forma de
combatirlo. Intentar mantenerse positivo y bromear aleja los pensamientos
negativos.
10.
No pienses que “esa es la última vez que coges un avión”. Di para ti mismo
que la próxima vez será mejor que la presente. Mentalizarse, poco a poco, de
que puede superarse la fobia, es lo que la hace debilitarse.
Yo no pienso
rendirme, espero que vosotros y vosotras tampoco. Y espero que estos consejitos
os puedan ayudar en el próximo viaje.
Lola, parece que lo hayas escrito para mí. En mi caso es exactamente "miedo por claustrofobia" eso de estar encerrada en un espacio pequeño y sin posibilidad de salir cuando yo quiera, es un gran problema y limitación para mí. Solo he volado dos veces y tuve que ir a terapia antes, pero la verdad es que me fue muy bien, a pesar de eso sigo temiendo volar, quizás porque he dejado pasar demasiado tiempo del logro.
ResponderEliminarEn fin, una vez más me guardo el artículo porque seguro me irá bien releerlo de vez en cuando.
Besitosssss y gracias por los consejos
Lola
Pues , mira, yo pienso enfrentarme pronto a la próxima experiencia...Me dicen mis hijos que voy aunque sea "de los pelos", y lo de quedarme calva no me atrae :) Así que me estoy mentalizando ya, y creo que me saldrá bien...¿Te vienes?, es solo hasta Madrid,jejeje. Prometo darte la mano al despegar y aterizar...,lo que no puedo prometer es no estrujártela...¡bruta soy!...¡Que no, que todo irá fenomenal!...Eso, si te animas, ya sabes, hablamos ;)
ResponderEliminarMás besitos.
Pues en mi caso no temo a las alturas ni tengo claustrofobia. Viví durante bastantes años en casa de mis padres en un piso 11. Y lo único que no me gustaba de aquello era el día en que o se jorobaba el ascensor o se iba la luz.
ResponderEliminarClaustrofobia no he tenido nunca, que yo sepa y sea consciente. Que no me entusiasmen las aglomeraciones es otro cantar, pero ni me siento mal ni me pasa nada cuando estoy en ellas.
Lo que desde luego y con total seguridad no haría sería tirarme en paracaídas o hacer puenting de esos. Me cagaría la pata abajo antes, mientras y después, jejeje.
Buen artículo, nena, a pesar de que yo no sufra ninguna de las cosas que describes.
Besotes. Nos leemos a la vuelta de vacas ;-D
Quiero viajar en abril de este año y estoy que me muero de los nervios. Tengo prblemas de sinusitis y eso ocasiona que mis oidos me duelan y me causa mareo entonces mi miedo es que me valla a poner muy mariado y me entre un ataque de pánico cuando me de cuenta que voy volndo a muchos metros sobre la tiera.
ResponderEliminarApreciado Carlos, tú mismo das con la clave del problema: tus nervios anteriores al viaje. Hasta abril, tienes tiempo de mentalizarte de forma diferente. No pienses que tu sinusitis te va a crear complicaciones, ni que te dolerán los oídos, ni mucho menos que eso te causará una crisis de pánico. Cambia el chip de tu cabeza y piensa: "Esta vez saldrá bien, mi sinusitis no se hará notar, no me dolerá nada y no voy a tener miedos inútiles. Yo puedo, como cualquier persona".
ResponderEliminarSer positivos es esencial. De lo contrario, estás favoreciendo que surjan todos esos contratiempos. La mente es poderosa,como explico en el artículo, y somos nosotros quienes creamos los pensamientos. Así que, domina tus pensamientos, antes de dejar que ellos te dominen.
Buena suerte y ¡buen viaje!. Un abrazo.
Parece que ésto haya sido para mí. La verdad yo viajaré en avión con mi madre y mi padre a España, siempre quise ir para ese hermoso país, pensamos ir a vivir para allá, y el vuelo será la semana que viene, le dije a mi padre mil veces que quería ir en barco, pero me dijo que era peor, que tarda más, y desespera muchísimo más, y ya habían comprado los boletos, y yo tengo un fuerte pánico, cuando subo una pasarela, cuando entro a un edificio con muchos pisos, ó hasta cuando voy subiendo montañas, pienso cosas como: Me voy a caer, o se va a caer éste edificio y no tendré oportunidad para salir. Tengo muchos pánicos, hasta cuando estoy encerrado en un lugar me da miedo, hay muchas cosas que me dan miedos, pero escondo mis temores con una sonrisa o charlo, osea intento sacármelo de la cabeza.
ResponderEliminarGracias por éstos consejos, espero sentarme en el pasillo y que no hayan turbulencias...
Muchas gracias de verdad Lola...