sábado, 21 de julio de 2012

Asustar, silenciar, dominar: la estrategia del control social


En la bolsa de la vida física que nos toca revolver, no todo son realidades agradables, porque no todas las emociones, propias o ajenas, tienen acciones o reacciones positivas. Todos estamos conectados, para bien o para mal, y los actos de muchas mentes disfuncionales influyen en la realidad de todos. Es lo que está pasando con muchos países, entre ellos España.



El poder convierte a los que gobiernan en mentalidades ególatras; y con ello no estoy recurriendo al insulto ni a la descalificación, sino a la constancia de una realidad, al margen de otras consideraciones. Observando con un mínimo de imparcialidad, no se puede negar lo disfuncional de sus actos, por la forma de mostrarse y dirigir a un pueblo.

Noam Chomsky y las evidencias

No se trata de buscar culpables, sino de evitar que nos conviertan en víctimas. Es nuestra responsabilidad,  como personas mejor equilibradas,  no dejar que la injusticia y el engaño dominen el entorno en el que nos desenvolvemos, en beneficio de unos pocos. El cambio empieza por uno mismo, el equilibrio debe ser el propio, pero desde esas perspectivas no podemos dejar que otros sigan con los ojos cerrados, ni cruzarnos de brazos ante lo que la fuerte negatividad reinante hace a la mente colectiva.

Siempre cito a Noam Chomsky, porque fue quién más valientemente difundió el manual de las Estrategias para la Manipulación de Masas que utilizan, desde hace mucho, los que gobiernan para conseguir las reacciones que quieren de la ciudadanía. Chomsky lo ha desvelado en sus libros y en distintos medios de comunicación. Y cuadran, ahora mismo, con lo que se está poniendo en marcha de forma global.

Esas estrategias son principalmente diez, pero una de las que con mayor claridad y evidencia se está imponiendo en España, por centrarme en mi país, es la del miedo: para generarlo, hace falta crear problemas, que necesitarán soluciones drásticas;  justo las que la élite dominante quiere imponer. El miedo a esos problemas supuestamente inevitables, hace que el pueblo acepte las “soluciones” que se propugnan desde los gobiernos. Se acepta mayoritariamente como algo inevitable, para el bien común, sin alternativas…, cuando en realidad ha sido un pensamiento impuesto,  ante una necesidad creada artificiosamente.

Este otro blogero lo explica con ejemplos más gráficos, que todos entenderéis e identificaréis con situaciones conocidas:

Crear problemas y después ofrecer soluciones. Por ejemplo: dejar que se desenvuelva o se intensifique la violencia urbana, u organizar atentados sangrientos, a fin de que el público sea el demandante de leyes de seguridad y políticas en perjuicio de la libertad. O también: crear una crisis económica para hacer aceptar como un mal necesario el retroceso de los derechos sociales y el desmantelamiento de los servicios públicos. - (Fuente: Omar Montilla)

Conseguido el miedo generalizado y la obediencia resignada, viene el acallar a las voces que quieren derrumbar esos muros. Llega la coacción, la prohibición de revelarse contra las medidas tomadas y quienes las ordenan,  la criminalización de quienes van contra el poder establecido, la exaltación obligatoria de los modos de comportarse impuestos por  la élite dominante. Para eso hace falta otra clase de manipulación: la de hacer sentir culpables de la mala situación a los propios dominados:

 Reforzar la autoculpabilidad. Hacer creer al individuo que es solamente él el culpable por su propia desgracia, por causa de la insuficiencia de su inteligencia, de sus capacidades, o de sus esfuerzos. Así, en lugar de rebelarse contra el sistema económico, el individuo se autodesvalida y se culpa, lo que genera un estado depresivo, uno de cuyos efectos es la inhibición de su acción. Y, sin acción, no hay revolución! - (Fuente: Omar Montilla)

Conseguidos esos objetivos, mayoritariamente, ya está en marcha el sometimiento, la aceptación de la dominación como algo inevitable y que va perdiendo sentido de imposibilidad o pérdida de libertad. Se asume la inevitabilidad de ese modo de vida, se apaga la rebeldía y la resistencia hacia las imposiciones. Se identifica un solo poder centrado, inapelable y  dominante.

Cómo combatir la manipulación y el miedo

Todo sentimiento de miedo tiene un único componente que le da poder: creer en la amenaza.

Para no caer en la confusión que lleva al dominio del temor, tenemos algunos pasos que pueden ayudar a mantener el equilibrio emocional y la claridad de ideas:
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  •  Recordar que se tratan de estrategias psicológicas para dominar la voluntad de los ciudadanos.
  •   Mantenerse en contacto con otras personas o grupos de personas que actúen en contra de ese manejo manipulador de forma serena, constante,  objetiva y pacífica. Unir fuerzas, compartiendo conocimientos, ideas  o habilidades útiles.
  •   Informarse bien, de forma lo más contrastada posible, y tener claro que los derechos conseguidos no han sido otorgados, sino que pertenecen a la dignidad de las personas.
  • No dejarse distraer por tácticas disuasorias, enervantes o para provocar nuevos conflictos. Ser objetivos en todo momento.
  • Cuidar el propio equilibrio personal, la tranquilidad y serenidad interior. Se trata de circunstancias de vida, no de toda la vida.
  • Animar y proteger a los compañeros menos motivados y más dominados por el temor o la indefensión.
  • No dejar de lado el sentido del humor, para no dramatizar las situaciones, ni recargarlas de emociones negativas.
  • No actuar solo por beneficio propio, sino pensando en el bien común, en los que están en nuestra misma o parecida situación o más indefensos.  La solidaridad y el altruismo crean más unión y altruismo. “Divide y vencerás”, es la máxima de quienes quieren dominar.
Si todos y todas nos mantenemos despiertos y atentos, responsables de nosotros mismos y mismas y de nuestras actuaciones, podemos tener una esperanza de no  caer en la credulidad en el miedo, de hacerle frente de una forma efectiva y de que no llegue a existir un mundo más deshumanizado y peor que el que nos están creando.

Podéis leer el decálogo Chomsky, sobre las Estrategias de Manipulación Social, aquí:


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