Quiero hablar de la realidad en términos objetivos, es
decir, sin catalogarla como eso irrefutable que está pasando porque es lo que
la mayoría percibe. No sé si desde ese parámetro es posible acabar diciendo
algo lógico, razonable al menos, pero voy a intentarlo.
Es cierto, cuando hablamos de la realidad nos referimos a lo
que creemos que no puede negarse porque es lo que hay, lo que sucede o lo que
todo el mundo percibe de la misma forma. Y, sin embargo, no es siempre así.
Psicológicamente, puede concretarse que nadie ve ni percibe la realidad del
mismo idéntico modo que quién tiene al lado. Aunque puedan estar de acuerdo en
lo básico (formas, conceptos externos, desarrollo de acontecimientos) dos
testimonios sobre el mismo hecho, en función de las mentalidades de esas
personas, variarán en manera de asumirlo, lo que demuestra que realmente están
percibiendo las cosas de modos diferentes. Luego, ¿qué es la realidad? ¿Cuál es
la verdad? ¿Cuáles los hechos irrefutables? ¿Cómo estar seguros de percibir
toda la realidad?
Y, si no es así, si somos conscientes de no poder asimilar
más que nuestra propia versión de la realidad, ¿por qué no somos capaces de
asumir que, tal vez, la realidad sea distinta a eso que creemos? Es posible que
tenga que ver con nuestra capacidad cognitiva, pero también con las
limitaciones de lo que nos han enseñado.
La realidad se mueve,
¿también se puede cambiar?
La física cuántica, o mecánica cuántica, es una de las
ciencias que estudia la realidad, entre muchas otras cosas, como fenómeno del
tiempo cronológico y su relación con la voluntad humana. Se han hecho muchas
sugerencias al respecto; las más
famosas, demostradas o no, con sus partidarios y detractores, son en la línea
de las investigaciones de Masaru Emoto,
un investigador japonés, que lleva años asegurando que las propias palabras (o
su inscripción) influyen en los cristales de las moléculas del agua, convirtiéndoles en bellos o
feos según los sentimientos que expresen. Basándose en eso y en que el cuerpo
humano está compuesto en un tanto por cierto elevado de agua, Emoto incide en
la influencia que nuestros pensamientos, negativos o positivos pueden tener en
la creación o desaparición de enfermedades, emociones o reacciones. Es decir,
si incidimos en la materia según lo que pensemos, podemos cambiar nuestra
realidad por otra.
Este y otros experimentos y teorías de la física cuántica
formaban parte de la popular película-documental “¿Y tú qué sabes?”,
realizada en el año 2004 por tres miembros de la llamada Escuela Ramtha de la
Iluminación (Ramtha's School of Enlightenment), empresa creación y propiedad de
Judith Darleen Hampton, quien se hizo a
su vez famosa por su supuesta abducción por el “extraterrestre Ramtha”, quien
le dictaba valiosos mensajes para la humanidad. Con estas premisas, la
credibilidad de la película queda en entredicho para escépticos y partidarios
de la ciencia empírica. Máxime si se sabe que, aunque se cuenta en el film con
testimonios de físicos cuánticos y otros científicos, algunos de ellos
declararon que se les entrevistó sin explicarles el uso que iba a hacerse de
sus afirmaciones y que, éstas, fueron utilizadas parcial y aleatoriamente y en
ocasiones de forma manipulada.
¿Qué quiere demostrar la película?, ni más ni menos que
formamos o reconducimos la realidad, según nos sintamos y nos mostremos.
Basándose en la física cuántica y en muchas teorías de la ”nueva era”, se nos
presenta cómo, los pensamientos que mantenemos sobre nosotros mismos o el
entorno, pueden llevar nuestra vida
hacia una u otra distinta realidad, que será la que, finalmente, vayamos
viviendo y dando por inevitable.
Esas teorías no deben ser las más serias ni coherentes (no
en vano el documental ha sido denunciado y rechazado por buena parte de la
comunidad científica, incluidos los especialistas en física cuántica), pero no
menos sorprendente son las conclusiones de un profesor y físico francés, llamado Jean-Pierre Garnier Malet.
Teoría del
desdoblamiento del tiempo y el ser humano
Garnier Malet es un doctor en Física francés, especializado
en mecánica de los fluidos, que descubrió en 1988 que el tiempo se desdobla. La
aplicación científica de esa teoría, permitió explicar desde la llegada de
planetoides al cinturón de Kuiper, hasta el mecanismo de los pensamientos, o de
la vida. Porque, incluso en contra de lo que hasta hace poco tiempo se creía
comprobado, Garnier Malet afirma que, gracias a su descubrimiento, puede
comprobarse que no solo el tiempo se desdobla, sino que el ser humano también,
siguiendo la pauta de casi todo el universo.
Su descubrimiento fue avalado en el año 2006 por la revista
científica norteamericana American Institute of Physics, de New York, por
primero posibilitar la predicción y después permitir constatar la llegada de
planetoides al sistema solar, entre otras utilidades científicas.
La teoría del desdoblamiento afirma que nuestro cuerpo es
también energía que puede proyectarse hacia el futuro, extrayendo información
de esa realidad paralela, que traslada a nuestra existencia presente. Según
Garnier, de cada instante que vivimos, una pequeñísima partícula es información
mental que recibimos inconscientemente, sobre nuestro futuro, de nuestro “otro
yo”, formado de energía, cuánticamente hablando.
“Tenemos la sensación
de percibir un tiempo continuo. Sin embargo, tal como demuestran los
diagnósticos por imágenes, en nuestro cerebro se imprimen solamente imágenes
intermitentes. Entre dos instantes perceptibles siempre hay un instante
imperceptible”, dice Garnier. Y explica, más gráficamente:
“El fenómeno del
desdoblamiento del tiempo nos da como resultado el hombre que vive en el tiempo
real y en el cuántico, un tiempo imperceptible con varios estados potenciales:
memoriza el mejor y se lo transmite al que vive en el tiempo real.”
El doctor Garnier
Malet comenta en su disertación que, de cada 25 imágenes por segundo que se
proyecten en una pantalla, solo vemos 24, porque la número 25 nos pasa
desapercibida, aunque nuestro cerebro capta subliminalmente la información que
aporta esa imagen no advertida. De parecida manera, nuestro “yo”, lo que somos
realmente, se desdoblaría en cuerpo físico con existencia consciente en el
presente, y energía (que también forma parte de cada uno de nosotros) encargada
de viajes en el tiempo, buscando el mejor modo de preparar nuestro futuro.
Esa
información, según Garnier Malet, se transmitiría al “yo” material, principalmente
en las horas de sueño profundo. De ahí, la vital importancia que le da a la
intuición, el pensamiento positivo y el instinto de supervivencia.
“Podríamos decir que
entre el yo consciente y el yo cuántico se da un intercambio de información que
nos permite anticipar el presente a través de la memoria del futuro. En física
se llama hiperincursión y está perfectamente demostrada”, explica el
científico.
Otra propiedad física, conocida como “onda-partícula”,
desarrollada e investigada por el también físico francés Louis-Victor de
Broglie y avalada por el propio Einstein, demuestra que también las partículas
se desdoblan en corpúsculo y ondas de energía. Nuestros cuerpos, materia al
fin, deberían seguir la misma ley, con propósitos definidos aunque, por ahora,
ignorados para el ser humano. La teoría del desdoblamiento de Garnier Malet da
sentido a ese propósito.
El futuro desde el
presente, en clases rápidas
Todo suena a sorprendente descubrimiento científico,
revestido de cierto rigor y con credenciales aceptables, hasta que se le sigue
la pista a este señor, perdón, doctor.
Garnier-Malet se
anuncia, a raíz de sus dos libros, ofreciendo sus conocimientos y la
posibilidad de aprender de sus teorías la forma de cambiar nuestra realidad
presente, en los hipotéticos viajes al futuro mientras dormimos, en cursillos
acelerados al módico precio de 250 € en Europa y 295 $ al otro lado del
Atlántico. Todo muy bien desglosado en
folletos que facilitan la participación
y rápido aprendizaje en intensivos de dos días o, si tienes más tiempo
que perder, en diez días.
El científico presuntamente contactado por la NASA, se revela
como otro gurú post-moderno, utilizando su teoría junto a afirmaciones
esotéricas al estilo new-age, tan recurrido en estos casos…o sea, en los casos
que suelen terminar en fraude.
Conclusión
La conclusión, después de todo esto, es que la realidad es
la única que no engaña: acaba sacando a la luz a todo mercachifle, pseudocientífico,
falso iluminado o aprovechado de turno, porque si algo no resisten es la
codicia del mercado para crédulos que abren con sus apabullantes
descubrimientos.
Lo mismito que el famosísimo film de El Secreto, que luego
fue libro, y que no es ningún secreto más que, si tienes buena “vibra” como
dicen los latinos, lo llevarás mejor que si gastas mala…sangre. Eso te lo dicen
gratis los místicos orientales, que por eso sonríen siempre y viven muchos
años.
Los trabajos jean Pierre demuestran una gran consistencia científica, primer científico que yo veo que tiene como fundamento para su teoría y su buen uso la regla de oro de la Biblia.
ResponderEliminarConsistente con Einstein, Kurt godel, la física cuántica, stephen hawking.... Etc.
Le falta cohesionar todo esto y el propósito de la Gran mente inteligente y como ese Dios actualiza el futuro por causa de su creación.
Por ahora lo de Garnier es mas una posibilidad de especulacion por otros, que un elemento cientifico que posicione algo nuevo en ese mar de conjeturas.
ResponderEliminarAlguien que ha pensado que de físico se gana poco y abraza el magufismo
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