martes, 22 de enero de 2013

Ensayo de la osadía- Que no me hagan



Desde que se empieza a tener uso de razón (lo que quiera que se entienda por eso), empiezan a “hacernos”. En casa te quieren buenecita, tranquila, cariñosa, obediente…En el cole, unos te quieren traviesa, cómplice y divertida,  y a otros  les basta con que te enteres de lo que toca y no des mucho trabajo (a eso le llaman ser aplicada). Cuando creces, empiezan a quererte de más maneras, y la cosa se complica…. Los jefes te esperan responsable y eficiente, los compañeros solidaria entre otras cosas, el noviete cariñosa, sexy (para él y para que le envidien, claro) y siempre de acuerdo;  la familia atenta y nada respondona; los amigos dispuesta a atenderles y a no ser plasta;  las dependientas, de talla media tirando a delgada (o nunca tienen tallas); los albañiles “jamona” y muda….


Cuando eres esposa y madre, te quieren. Pero te quieren para un montón de cosas que les vale a marido e hijos. No te pongas muy cómoda porque te harán egoísta; no te comas el mejor bocado porque ídem;  no les cuentes tus problemas porque los suyos son más gordos; no te pongas enferma, porque no tienen tiempo para tus neuras… Y sigues siendo hija, y tus padres te hacen incapaz de faltar a visitarles o atenderles, así que visitas y atiendes.



Pero el colmo es que te hagan, también intelectualmente. Una se define feminista, y resulta que las otras “feministas” te dicen que tienes que odiar a los hombres…Una se define no feminista (es mentira) y entonces tienes que odiar a las feministas…Una se define política, y tienes que tener partido…Una se define apolítica (es imposible) y resulta que no puedes hablar de política…Una se define femenina y tienes que odiar a las feministas, adorar las marcas, hacer dieta todo el año y llevar tacones, entre otras cosas poco cómodas e inútiles…Una se define mujer y tienes que acatar a los machistas…Una se define intelectual y te esperan aburrida, con gafas, y el pelo sin lavar….Una se define inteligente y te llaman pretenciosa….¡Vale ya!



Me hago yo, me defino yo, yo sé cómo soy y cómo quiero ser. También sé que amar no es abusar, ni dejar de amarse una misma. También sé que la inteligencia no estorba a sentirse guapa. También sé que sentirse guapa no es para agradar a los hombres…, ni a las mujeres. También sé que tener amigos no es aguantar gorrones, reír las gracias y hacer ver que no escuchas cuando te critican. Y sé que para ser persona da igual ser hombre o mujer.  Y que el respeto es recíproco y se gana. Y que si te lo dejas quitar, te moldean y ya no eres nada.


No me construyan, no me hagan, ya soy. Y ustedes también, vosotros también, pero hace falta decirlo a los cuatro vientos, dictarlo incluso, para que te vean, para que lo sepan, para que no quieran suponerte o hacerte o meterte en un estereotipo.


No me hagan, escúchenme. No me supongan, mírenme.  Y, si no les gusto, hagan como yo: déjenme ser .  Es mucho pedir, supongo.